Realidades Paralelas

lunes, noviembre 06, 2006

EPISODIO III: EL ATAQUE DEL PATO DEL ACOPALIPSIS

En anteriores episodios: La maligna cucaracha de la muerteTM, dominada por el maquiavélico Heinz, ha despertado, y el mundo está en peligro! Sólo quedan Jarry y Boky como última defensa! ¿Podrán nuestros héroes (ejem) con el mortal enemigo? ¿Estallará la Tierra como una calabaza hueca en la que han puesto dentro un petardo del 15? Lo descubrirán ustedes, queridos espectadores….después de la publicidad!

Titiririririiiiiiii tiririririiiiiiiiii tirirritiriiiiiiiiiiiiiii (fin de la publicidad)

Jarry y Boky estaban estupefactos. Es más, su mandíbula, colgando, estaba tan a ras de suelo, que si se pusieran a andar, les podrían llamar Vaporetto (bueno, no, porque más que limpiar cristales, como mucho barrerían). Ejem…pido disculpas por el chiste tan malo. A lo que íbamos, Jarry y Boky estaban estupefactos. Su cabeza estaba más en blanco que la agenda de un funcionario. ¡Tenían delante una cucaracha enorme armada con un arsenal de pomelos! ¡Y sin cámara! ¡Se iban a quedar sin premio Guiness! En los pocos segundos que tenían, empezaron a surgir multitud de ideas en la cabeza….lamentablemente, estaban más relacionadas con los recuerdos a la madre de la cucaracha, que con algo útil para vencerla. Hasta que, la luz se hizo sobre Jarry: ¡había encontrado la solución! (Y se había encendido el alumbrado público). Pero…no era una medida que se pudiese tomar a la ligera, tal vez sería más peligrosa aún que una súper cucaracha biológicamente armada. Tras mucho meditarla (en microsegundos), decidieron llevarla a la práctica.

Comenzaron un ritual semi-instantáneo, que se componía de agua, Avecrem, un poco de sal, aceite, un huevo, y unos chistes de Arguiñano sobre elefantes, para convocar al….¡PATO DEL ACOPALIPSIS¡ Una enorme humareda se levantó en el sitio donde habían realizado aquel sortilegio de tres al cuarto, tanto, que la cámara no podía ver lo que había surgido de allí (y así, además, le daba algo de emoción). A los pocos momentos, una voz gutural surgió entre la bruma: AAAHHH - CHIIIIIISSSS!!!!

El polvo se fue diluyendo, y se comenzó a observar una silueta tan grande como la cucaracha. ¡Era un pato gigante! Pero no era un pato gigante normal y corriente: tenía ojeras, los ojos llorosos y la nariz colorada. Y se puso a estornudar.

Al ver ésto, Boky perdió los nervios, comenzó a gritar: - ¡Pero, pero, qué es esto! ¡¡¿¿Te crees que vamos a derrotar a la cucaracha con un pato constipao??!! – Pero Jarry, haciendo un alarde de autocontrol y optimisto (maravillas de las benzodiazepinas, que tomaba desde que murió su Hamster ahogado en el platito donde le ponía el agua), dijo: - ¡No es un pato normal! ¡Que nosotros tenemos también armas biológicas! ¡Este pato…tiene la gripe aviar!

En ese momento apareció los del Centro de Control de Enfermedades, la CIA, el FBI (-¿cómo se lo hacían siempre para llegar tan pronto? – se preguntó Jarry), y los de Cuarto Milenio, mientras en la tele aparecía la consejera de Sanidad para avisarnos de que la gripe no era contagiosa al ser humano, así que no nos preocupáramos, que como mucho se destruiría el mundo. Mientras, Jarry y Boky, habían decidido ya un nombre lo suficientemente denigrante y friky para el pato: Bockychoco.

Y la batalla empezó. Heinz, para hacerse más carismático, se puso una papelera negra en la cabeza, una armadura de celofán….negro, y un palito fluorescente como los que utlizan los guardias de tráfico. Y se empeñó en que le llamaran Darte Heinz.. Sin embargo, los últimos sondeos realizados (a 3 personas), nos indicaban que un 33% NS/NC, otro 33% miraba al entrevistador como si éste estuviera loco, y otro 33% decía que la idea era patética. Así que la popularidad de Heinz seguía bajo mínimos.

La cucaracha, empezó el ataque soltando una ráfaga de pomelos, con detonador incorporado, al pato. Los pomelos explotaron en el aire, rociándole con su zumo amargo y desagradable. Pero Bockychoco, al estar congestionado, ni se inmutó. Contratacó con un gran: AAAAHH-CHIIIIIS!!! Y miles de glóbulos blancos salieron volando de su nariz. También eran gigantes, y tenían naves, como los de Érase una vez el Cuerpo Humano! Y comenzaron a disparar a la cucaracha rayos de Detergente Pato WC!

En ese momento, apareció de los cielos la Mariposa del Caos, la voz de MicoCristo en la Tierra, en un alarde de espectacularidad, con fuegos artificiales incluidos. Y, misteriosamente, comenzó a sonar la Apertura de 1812. Con una voz asmática (es lo que tiene cruzar la atmósfera, con tantos gases acaba con una EPOC hasta MicoCristo) dijo:

-YO SOY TU VACUNA, BOCKYCHOCO

Continuará…


jueves, junio 15, 2006

La cucaracha feliz o el Acopalipsis según un Margarita (o con más de uno)

Tutifruti era la típica aldea hawaina: sus habitantes se dedicaban a hacer lo q sus ancestros habían hecho durante incontables generaciones: bailar el hula-hoop, diseñar nuevos collares hawaianos para recibir a los turistas, disfrutar de ancestrales bebidas como el Daikiri y el Margarita, tirarse el día tirao a la bartola en un complejo hotelero, o ver Perdidos en la tele (o en sus playas).


Pero llegó el día que removería los cimientos de su civilización, que marcaría un antes y ¿un después? en su historia, un día más importante que la boda del Príncipe de Hawai, y más seguido que la primera temporada de Gran Hermano: fue el día en que llegó a la aldea Heinz. Heinz era un ex-reportero del tomate (de ahí su nombre) alemán (de ahí su nombre) con su madre (de ahí también su nombre, se lo había puesto ella). Heinz había sido un gran reportero, reconocido mundialmente como el mejor en su género, ya que había descubierto como el Príncipe Hawaiano ignoraba a su mujer desde que descubrió el arte de la numismática (era un poco egocéntrico y le encantaba ver su cara en las monedas), y su mujer, frustrada, le abandonó llevándose hasta las joyas de la corona (de flores, que estamos en Hawai, no en Inglaterra). Al final volvieron porque el rey echaba de menos sus monedas, y su segunda boda no tuvo tanta audiencia porque la gente ya sabía que iba a pasar.

Cuando Heinz entró por primera vez en la aldea, sus 15 habitantes y medio, se quedaron deslumbrados. No era por el brillo de sus dientes, chapados en oro, ni por los brocados plateados de su capa, ni por las lentejuelas de su sombrero mexicano. Era porque su madre les apuntaba con un foco para resaltar a su hijo. Y es que Heinz había abandonado el mundo del corazón por el de la poesía. Después de oir un recital de Cálico Electrónico se había emocionado tanto, que empezó a ver florecitas y mariposas alrededor, y vio que su futuro pasaba por el mundo trovadoresco. Así que se enfundó sus mallas verde pistacho, su capa con brocados, y su sombrero mexicano con lentejuelas y salió a recitar a la calles de Syphon Valley:

"Syfilíticos, syfilíticos, que grrran tarrrde hace hoy aquí,
me dan ganas de tomarrrrme un Nestí (Nestea, para los que sepan inglés),
y si está carrrrgado de hielos tendrrra pedigrrrí"

Entonces se encontró con tres grandes problemas: el primero, es que el poema era francamente penoso. El segundo, es que a ningún ciudadano le gusta que le llamen sifilítico, pese a ser su gentilicio (de ahí se deduce el porqué de la belicosa historia de Syphon City). Y el tercer problema era que debido a su acento, lo único que se había entendido era: "Syfilíticos, Syfilítocos, que GRRRGRRRGR....". Así, que se entiende que tuviera que huir de su ciudad a toda prisa con su madre (que era la única que podía pagarle el viaje). Y así llegó Heinz a Tutifruti.

Nada más poner un pie en el pueblo (bueno, eso y arrearse dos Margaritas en el bar), quiso saludar a los lugareños con uno de sus famosos (en Syphon City) versos:

"Tutifrrrutis, tutifrrutis, que playas con más intrrríngulis,
me rrrrecuerrrrdan a un capítulo de los Frrrruitis"

Antes de que los hawaianos pudieran volver a colocarse su dislocada mandíbula, de que pudieran poner sus piernas en posición "Huída", o incluso curarse el trastorno psicótico-ezquizofrénico que les habían causado, la tierra empezó a temblar. Primero fue un suave murmullo, apenas imperceptible, luego un agresivo rumor, y por fín un atroz rugido desde las profundidades del subsuelo (aún más abajo que el párquing de la aldea).

De pronto una sombra negra apareció desde la orilla, destrozando la gran antena parabólica de la aldea que permitía a los aldeanos ver la liga (eran muy modernos, estos hawaianos). La sombra, inmensa, oscureció toda la aldea. Era la cucaracha de la muerte!! Un engendro robótico volador con forma de cucaracha, que tenía pintado una tonta sonrisa en el puente de mandos. Este prodigio armamentístico soviético llevaba enterrado años debajo de la aldea. Los armónicos de Heinz habían resonado en el ordenador de a bordo y el gran robot había despertado. Heinz, eufórico, vio en la cucaracha de la muerte la posibilidad de que sus versos se oyeran en todo el mundo (a la vez), gracias a sus mega-subwoofers que tenía a ambos lados. Además, la cucaracha de la muerte tenía incorporado un gran surtido de armas biólogicas: pomelos, ¿a alquien lo gustan los pomelos? ¡No! La gente huía, las ciudades se despoblaban ante la mera visión de un pomelo, por no decir de se degustación...¡era terrible! ¡Qué gran arma biológica!

Los 15 aldeanos y medio intuyeron que su final se acercaba, si no hacían algo para evitarlo...así que mediante señales de humo (no eran tan modernos, estos hawaianos, por lo que se vé), avisaron al equipo de superhéroes J&B. Eran Jarry y Chucky, pero como les gustaban esas siglas, Chucky se cambió el nombre a Boky. Pues sí, Jarry y Chucky después de destruir el departamento de Farmacología de la Universidad de Navarra, se cargaron de paso el de Patología General, y la visión de media universidad ardiendo...les hizo entender que tenían que salvar al mundo! Y eso hicieron, pero en otro capítulo.

sábado, junio 10, 2006

Esta es una historia de sangre, furia y destrucción que pasó una noche en que un pobre hombre estaba MUY rallao estudiando farmacología... Trata sobre la batalla final entre el enano Jarry y Chucky (Norris)...

http://www.fantasfilm.com/image/d-chuck-norris-x.jpg

Jarry era un enano. Pero no uno cualquiera, era un Representante Sindical. Jarry, debía ese nombre a su costumbre de empezar todas las frases por "Jarr", y bueno, por una rara habilidad mágica, que era tan poderosa que él mismo la despreciaba. Le daba demasiada ventaja (tu tu pá).


Su trabajo le hacía lidiar con un buen número de fantasmas, personajes de ficción y teletubbies amorosos (sí! con un corazón en su pecho). Pero él no se amedrentaba. Recorría todo el desierto de Almería con su Harley, su chupa de cuero y su banjo. Con ese acento andaluz que hacia recordar a los que le rodeaban (correción: a los que dejaba vivir) sus lazos de sangre con Chávez. Todo el mundo sabe que todos los andaluces son descendientes de Chávez, por eso siempre gana. Jarry era tuerto, perdió un ojo en Vietnam...al clavarse la pajita de un Margarita en un complejo turístico, pero eso daba igual. Por el AAAASTRO que brillaba y hacía arder Almería todo el año, y para proteger el último ojo útil, llevaba un monóculo de sol.

Era la mera visión de Jarry y el empresario huía, se firmaban los convenios colectivos y se producían huelgas. Tal vez fuera por la visión de sus cetrinos y escasos cabellos, tal vez por la mirada de rabia que dejaba intuir su monóculo o...tal vez fuera por su mano izquierda. Perdió el brazo en Bilbao, fue un caso grave de atrofia muscular, al desafiar a un bilbaíno a una competición de txiquitos. Tubo que levantar tantas veces el brazo para llevarse el vaso a la boca que sus músculos no aguantaron más. Pero ganó. El precio que tuvo que pagar fue la pérdida del brazo, que fue substituido por un pelapatatas con el motor de una turmix. Alcanzaba los 2 millones de revoluciones por minutos, y era un hacha picando hielos...para hacer margaritas (ahora no importaba si se pinchaba el ojo malo)

El momento más agónico de la existencia de Jarry fue cuando se enfrentó a un matón contratado por la SGAE para liquidar a los empleados de la empresa de Jarry, por piratas. Ese matón se llamaba Chucky Norris. La batalla fue apocalíptica, Chucky atacaba con kame-kame-ha's de repetición, mientras Jarry lo asediaba con su Megazord y su ataque especial: Pelapatatas fuera! era capaz de atravesar 4 elefantes, con Volkswagen incluido.

La destrucción provocada fue tal que provocaron un dolor de cabeza a MicoCristo (TM)(algún dia expondré la teoria unificada de MicoCristo(TM)). Éste se presentó en forma de la mariposa del caos, y los empezó a bombardear con armas de destrucción masiva micocíticas, así que se presentaron enseguida los U.S.Marshalls para declararles la guerra.

El panorama era desolador (más de lo normal para el desierto de Almería). La situación parecía un cuadrílatero, con un combatiente en cada esquina. Jarry, Chucky, la mariposa del caos (la forma menos poderosa de MicoCristo) y el ejército de Estados Unidos. La mariposa, en un estado de exasperación crítico para la existencia del mundo, el inframundo y de cualquier mundo existente (si, también para los de Yupie), decidió finiquitar el asunto con un par de batidas de sus múltiples alas. Parecía el principio del fin. O el final del principio, puesto que siempre habrá una secuela, como bién nos ha enseñado Holliwood. No había salvación posible. El dolor de cabeza no le daba más opciones.

El final fue improvisado, ya que me di cuenta que llevaba media hora perdida escribiendo esta paranoia. Jarry, utlizando la propulsión de su turmix-pelapatatas lanzó una pastilla hacia la mariposa. Era un AINE!!! En pocos segundos, el dolor de cabeza se le pasó, y la mariposa desapareció. Los americanos, al quedarse sin armas de destrucción masiva, se quedaron de turismo en Almería, y Jarry y Chuckie se fueron a destruir el departamento de Farmacología de la Universidad de Navarra, pero eso es ya otra historia...